El laúd es un
instrumento de cuerda pulsada, cuyo origen se remonta a la Edad Media
y cuya introducción en Europa se inició en la península ibérica
por los árabes e influenció a los cordófonos que por entonces ya
existían en la península. Por extensión, laúd puede designar
cualquier instrumento en el que las cuerdas se sitúan en un plano
paralelo a la caja, a lo largo de un mástil saliente. Fue muy
utilizado entre los siglos XIV y XVII y desde el siglo XX experimenta
un alza de popularidad.
Aunque durante el
paso del tiempo la técnica ha sufrido cambios importantes, el
intérprete toma el instrumento de manera semejante a la guitarra.Las
posibilidades expresivas están dadas por la forma de tañer el
instrumento. En Occidente se privilegia el uso de dedos y uñas, para
posibilitar la armonización de las notas[1] —los árabes prefieren
el plectro, pues dan más importancia a la melodía—. Al igual que
la tiorba, el archilaúd y el laúd barroco, el laúd moderno puede
contar con cuerdas de bajo llamadas bordones, que se colocan fuera
del trastero y son utilizadas para conseguir sonidos por fuera de la
tesitura del laúd.
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